Defectos de Refracción

¿Qué es la cirugía refractiva?

La cirugía refractiva es un procedimiento quirúrgico que tiene como objetivo corregir defectos de visión como la miopía, hipermetropía y astigmatismo. Utiliza láseres o implantes de lentes intraoculares para remodelar la córnea del ojo y mejorar la forma en que la luz se enfoca en la retina, lo que resulta en una visión más nítida sin la necesidad de gafas o lentes de contacto. Los tipos comunes de cirugía refractiva incluyen LASIK, PRK y la implantación de lentes intraoculares. Esta cirugía es popular por su capacidad para mejorar significativamente la visión y reducir la dependencia de corrección óptica.

Diferentes defectos refractivos

La presbicia es la pérdida gradual de la capacidad para enfocar objetos cercanos, común a partir de los 40 años. Ocurre porque el cristalino del ojo pierde flexibilidad. Los síntomas incluyen dificultad para leer letras pequeñas y necesidad de alejar los objetos para verlos con claridad.

El astigmatismo es un defecto refractivo en el que la córnea o el cristalino tiene una curvatura irregular. Esto provoca visión borrosa o distorsionada tanto de cerca como de lejos.

La hipermetropía es un error refractivo en el que los objetos cercanos se ven borrosos, mientras que los distantes suelen ser más claros. Se produce cuando el ojo es más corto de lo normal o la córnea tiene una curvatura insuficiente.

La miopía es un error refractivo donde los objetos lejanos se ven borrosos, pero los cercanos son claros. Esto ocurre porque el ojo es más largo de lo normal o la córnea tiene demasiada curvatura.

Clínica Olmo Oftalmología - Defectos de Refracción cirugía

¿Cuáles son los síntomas de los defectos refractivos?

Los defectos de refracción son irregularidades en la forma del ojo que impiden que la luz se enfoque correctamente en la retina, resultando en visión borrosa o distorsionada. Los principales tipos de defectos de refracción incluyen la miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia, cada uno con síntomas característicos:

  1. Miopía (vista corta): Dificultad para ver objetos distantes claramente, mientras que los cercanos se ven bien.
  2. Hipermetropía (vista larga): Dificultad para ver objetos cercanos claramente, mientras que los distantes pueden ser más claros, especialmente en jóvenes.
  3. Astigmatismo: Visión distorsionada o borrosa a cualquier distancia, a menudo acompañada de dolores de cabeza y fatiga ocular debido a la dificultad para enfocar.
  4. Presbicia: Dificultad para enfocar objetos cercanos que comienza después de los 40 años, a menudo requiriendo el uso de gafas para leer o hacer trabajos de cerca.

Los síntomas comunes que pueden sugerir la presencia de un defecto de refracción incluyen visión borrosa, ver halos alrededor de las luces, necesidad de entrecerrar los ojos para ver mejor, dolores de cabeza frecuentes y fatiga visual. Si experimenta alguno de estos síntomas, es recomendable visitar a un oftalmólogo para una evaluación y determinar si necesita corrección visual como gafas, lentes de contacto o la posibilidad de cirugía refractiva.

Tratamientos para los defectos refractivos

Los defectos de refracción, como la miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia, pueden corregirse de varias maneras para mejorar la visión. Los tratamientos disponibles incluyen:

  1. Gafas: Son la forma más común y sencilla de corregir defectos de refracción. Las lentes se personalizan según la prescripción del usuario para compensar específicamente su defecto visual.
  2. Lentes de contacto: Proporcionan una corrección visual similar a las gafas pero con algunos beneficios adicionales, como un campo de visión más amplio y menos distorsiones visuales. Están disponibles en diversas formas, incluyendo opciones desechables diarias, mensuales o de uso prolongado.
  3. Cirugía refractiva: Procedimientos como LASIK, PRK, y LASEK utilizan láser para remodelar la córnea y corregir el defecto refractivo. Estas cirugías son populares por su capacidad de reducir significativamente o incluso eliminar la necesidad de gafas o lentes de contacto.
  4. Implantes de lentes intraoculares: Para casos más severos o cuando la cirugía láser no es adecuada, se pueden implantar lentes dentro del ojo para mejorar la visión.
  5. Terapias ortoqueratológicas: Involucran el uso de lentes de contacto rígidas, permeables al gas, que se usan durante la noche para remodelar temporalmente la córnea y corregir la visión temporalmente durante el día.

Cada opción de tratamiento tiene sus ventajas, limitaciones y riesgos, por lo que la elección depende de las necesidades individuales del paciente, su estilo de vida y la recomendación de un oftalmólogo. Es importante tener un diagnóstico preciso y una evaluación completa para seleccionar el método de corrección más adecuado.

Preguntas Frecuentes sobre la cirugía refractiva

El proceso de recuperación puede variar según el tipo de cirugía, pero generalmente incluye:

  • Primeras 24-48 horas: Descanso y protección del ojo con un escudo ocular, evitando frotar los ojos.
  • Uso de gotas oculares: Para prevenir infecciones y mantener la lubricación.
  • Limitación de actividades: Evitar actividades intensas, el agua en los ojos (como nadar) y el uso de maquillaje alrededor de los ojos durante las primeras semanas.
  • Seguimiento con el oftalmólogo: Varias citas de seguimiento para monitorizar la curación y la visión.
  • Visión borrosa o fluctuante: Es común durante los primeros días o semanas, y mejora gradualmente.
  • Sensación de sequedad ocular: Puede ocurrir y usualmente se maneja con gotas lubricantes. La mayoría de los pacientes pueden regresar a sus actividades diarias en unos pocos días, aunque la estabilización completa de la visión puede tomar varias semanas o meses.

Beneficios:

  • Reducción o eliminación de la dependencia de gafas o lentes de contacto.
  • Resultados rápidos: Muchas personas experimentan una mejora notable en la visión poco después del procedimiento.
  • Recuperación rápida: La mayoría de los procedimientos tienen un tiempo de recuperación relativamente corto.
  • Confort visual: Mejora la calidad de vida al reducir la necesidad de corregir la visión de forma externa.

Limitaciones:

  • No es adecuado para todos: Algunas personas no son candidatas debido a problemas de salud ocular o general.
  • Posibles efectos secundarios: Incluyen sequedad ocular, halos, deslumbramiento y fluctuaciones temporales en la visión.
  • Resultados variables: Aunque muchos experimentan mejoras significativas, algunos pueden requerir gafas para ciertas actividades o experimentar menos mejora de la esperada.
  • Reversibilidad: La mayoría de los cambios son permanentes, y en caso de complicaciones, las opciones para revertir el procedimiento pueden ser limitadas.

Un buen candidato para la cirugía refractiva generalmente:

  • Tiene al menos 18 años: La prescripción debe ser estable durante al menos un año.
  • Tiene una visión corregida estable: Su receta óptica no debe haber cambiado significativamente.
  • Tiene una buena salud ocular: Sin problemas oculares significativos como cataratas avanzadas, glaucoma no controlado o infecciones oculares.
  • Tiene una buena salud general: Condiciones como enfermedades autoinmunes, diabetes no controlada o cicatrización queloide pueden afectar la recuperación.
  • Comprende los riesgos y expectativas: Es importante tener expectativas realistas sobre los resultados y estar informado sobre los posibles riesgos y efectos secundarios. Una evaluación exhaustiva por parte de un oftalmólogo determinará la idoneidad para la cirugía refractiva.
NATALIA OLMO JIMÉNEZ (CLÍNICA OLMO)

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